La crisis territorial de Cataluña siempre ha supuesto un problema para Podemos. La polarización del debate y la escalada de la tensión entre el Gobierno y la Generalitat han puesto en una situación difícil a un partido acomodado en la ambigüedad en este asunto. Sin embargo, en los últimos meses se ha podido apreciar un cambio importante en la formación, que se ha acercado cada vez más a los independentistas. El mismo Pablo Iglesias que en julio afirmaba que «si fuera catalán no votaría en el referéndum», organizó el pasado domingo una asamblea de cargos públicos en Zaragoza para condenar la respuesta «antidemocrática» del Gobierno a la celebración de la consulta ilegal. Los mismos diputados que aireaban sus discrepancias con ERC y el PDECat sobre un referéndum «que no tiene garantías», protagonizan ahora actos conjuntos con los independentistas en el Congreso de los Diputados para pedir que el Ejecutivo respete una «movilización legítima». El cambio de estrategia es visible, así como el momento en el que se produjo. Una reunión entre Iglesias y Junqueras a finales de agosto en casa de un miembro de la élite empresarial catalana podría ser el origen de esta salida de la ambigüedad. La denominada nueva política siempre se ha arrogado la salida de las decisiones públicas de los despachos y de la cercanía al poder económico, pero la casa de Jaume Roures en Barcelona podría ser la excepción. Un tripartito catalán Allí, en una «cena informal» -así la calificaron desde Podemos- Pablo Iglesias, Oriol Junqueras y el portavoz de En Comú Podem en el Congreso, Xavier Doménech -el pegamento de una relación Colau-Iglesias que algunos ven imposible sin esa tercera pata- hablaron de las agendas políticas de Cataluña y de España. Sobre la mesa habría estado el referéndum, pero también el boceto de un posible pacto poselectoral en Cataluña después del 1-O. Por su parte, Iglesias le habría insistido a Junqueras sobre la necesidad de acercar a ERC al PSOE de Sánchez en una posible moción de censura a Rajoy liderada por los socialistas. El objetivo, según denunció la coordinadora general del PDECat, Marta Pascal, sería dejar fuera de la jugada a la antigua Convergència. «Huele a tripartito», aseguró Pascal entonces, «y si la opción es un tripartito con Podemos y alguien más, este no es nuestro camino». Ese «alguien más», teniendo en cuenta lo que le planteó Iglesias a Junqueras, podría ser el PSC, aunque los socialistas catalanes no han planteado nada parecido hasta el momento. El último desencuentro entre Podemos y ERC se produjo a principios de este mes, cuando los independentistas se mostraron molestos con Iglesias por referirse a la consulta como «una movilización». Desde entonces, la relación entre ambos partidos ha sido muy estrecha y se han alineado en un bloque que confronta la respuesta del Gobierno a la crisis catalana, un bloque al que Iglesias trata de atraer al PSOE.
Via: La cena con Junqueras y Roures que empujó a Iglesias al secesionismo
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