La espiral de tensión pone en jaque la «operación diálogo» de Sánchez

La espiral de tensión en las calles de Cataluña a cuenta de los símbolos separatistas, que ha motivado las primeras agresiones y denuncias entre ciudadanos, y la escalada verbal de los dirigentes independentistas prometiendo otro «otoño caliente» en Cataluña han puesto en jaque la «operación diálogo» de Pedro Sánchez. Hasta ahora, el presidente socialista se había mostrado seguro de que las amenazas del presidente catalán, Quim Torra, llamando a «atacar al Estado», no eran más que retórica para provocar, pero que no pasaría la línea de la legalidad. Sin embargo, la insistencia desde el independentismo de reeditar el desafío del año pasado ha hecho encender las primeras señales de alarma en La Moncloa, y el temor a naufragar nuevamente con su estrategia de apaciguamiento es real. El presidente Sánchez no tuvo más remedio que salir al corte el jueves desde Colombia, recordando a Torra que si quiebra la ley y desafía al Estado, el Gobierno aplicará el artículo 155 de la Constitución. Respondió así a la manifiesta intención de Torra de insistir en la vía unilateral si no se negocia un referéndum para Cataluña. «El señor Torra sabe perfectamente cuál es el camino que depararía volver al unilateralismo, la quiebra de la legalidad, y el desacato», afirmó Sánchez señalando sin citarlo el 155. Ayer lo reiteró desde San José de Costa Rica, donde finaliza su gira oficial por Latinoamérica. «Ya recorrió ese camino el año pasado y advertimos de las consecuencias de volver al unilateralismo», indicó e insistió en «dialogar». Torra replicó a Sánchez que su única «obediencia» es al «pueblo de Cataluña», ahondando en su posición de rebeldía. «Querido presidente, creía haber entendido que a un problema político íbamos a buscarle una solución política. Por nuestra parte, siempre nos encontrarás en la vía de la obediencia al pueblo de Cataluña, el diálogo, la convivencia y la no violencia. Un abrazo», escribió en Twitter. El presidente del Gobierno volvió a hacer oídos sordos ante las apelaciones a la unilateralidad del presidente de la Generalitat, y le exigió que abra un «diálogo entre catalanes» para superar la fractura de la convivencia en esa comunidad autónoma. «Cataluña tiene que hablar con Cataluña», exclamó. De hecho, la oferta reiterada ayer por La Moncloa es renegociar un nuevo Estatut y someterlo a votación en referéndum, pero nunca de autodeterminación. «La mayoría no se ubica en la independencia, sino en el autogobierno», remachó Sánchez desde Costa Rica. Reunión de Interior Ante el enconamiento político en Cataluña, al Ejecutivo se le preguntó ayer si está en peligro la segunda reunión prevista para otoño entre Sánchez y Torra. La portavoz, Isabel Celaá, se limitó a señalar que el Gobierno «desea» la reunión y pidió al presidente catalán «que rebaje la tensión», evite los «ultimátum» y actúe con «inteligencia» política. «El Gobierno no tiene intención de recorrer ninguna escalada dialéctica», añadió reafirmando la voluntad del PSOE de aplicar paños calientes para lograr un «diálogo» que de momento sigue sin dar frutos. La portavoz rechazó que el Ejecutivo tenga sobre la mesa la aplicación del 155, como le reclaman ya PP y Ciudadanos. «Ni se ha mencionado, ni se ha hablado, ni ha sido objeto de ningún tipo de consideración», afirmó. El próximo jueves se reunirá la Junta de Seguridad con la Generalitat y la prioridad para el Ministerio de Grande-Marlaska es trasladar al Govern que vele por la seguridad pública en las calles. Moncloa defendió ayer la neutralidad de las calles, insinuando que pedirán la retirada de lazos.
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