María Jesús Sanz tiene 76 años y está sola desde hace 30. Ella es una de las personas que pone cara a los casi dos millones de españoles mayores de 65 que se encuentran en situación de soledad, según datos del Instituto Nacional de Estadística. Este martes es el Día Internacional de las Personas Mayores y desde Accem, una ONG que trabaja para mejorar la calidad de vida de las personas refugiadas e inmigrantes o colectivos más vulnerables, han organizado una campaña que da voz a las mujeres mayores para que, a través de un concurso de relatos cortos y testimonios, hablen de la soledad y de cómo le plantan cara a través de un envejecimiento activo. Para María Jesús la soledad no es un problema sino una virtud y el consejo que da a otras personas mayores que viven solas es valorar lo que poseen. «Sentimos soledad porque no nos damos cuenta de lo que tenemos», relata. Uno de los relatos que envió para la campaña de la Accem versaba sobre esta filosofía de vida. «En un viaje en tren a Jaén para visitar a uno de mis hijos vi un montón de ciervos y animales que estaban bebiendo en un riachuelo verdoso. Empecé a pensar la suerte que tenemos y la poca importancia que le damos a los dones. Los árboles no se pueden mover. Las flores mueren a los pocos días. Nosotros bebemos agua potable, a los animales los cazan y nunca vuelven con sus familias. Nosotros tenemos la suerte del don de la palabra para poder reunirte con tus seres queridos y el don de la humildad y eso en inmejorable», explica a ABC. Reconoce que cuando dejó de trabajar no supo qué hacer en su día a día y decidió plantar un huerto en la terraza de su pequeño piso de Móstoles. Allí veía crecer los tomates cherry, los calabacines y algunas plantas aromáticas. «¡No sabes la alegría que te da ver una planta florecer y que la vida se desarrolla sin el permiso de nadie!», cuenta emocionada. La afición por la lectura le viene desde pequeñita En definitiva, María Jesús explica que «hay que aprender a llevar la soledad entreteiéndote con los detalles». En su caso tiene su pequeño huerto, la lectura y la escritura. La afición por la lectura le viene desde pequeñita: «Vivía en el campo y no teníamos luz. Con un candil mi madre nos leía a mi y a mis cinco hermanas un capítulo de una novela». Cuando su hija pequeña se casó, conocedora de su amor por la literatura, le regaló a su madre un ordenador para que escribiera. Ahora es una de las actividades en la que más tiempo emplea. «Escribo pequeños relatos, libros de cocina para mis hijos y cuentos infantiles que regalo a mis nietos». Su economía no es «muy buena» y de esta manera ayuda a los pequeños a conocer el pasado de su abuela, ya que en cada uno cuenta alguna historia de su pueblo natal, Piedrabuena (Castilla-La Mancha) . Además, hace diez años que escribe en el libro de fiestas del pueblo castellanomanchego en el que nació. Literatura para afrontar la dureza de la vida La misma pasión por la escritura tiene Milagros Uya. Tiene 86 años y -como ella misma dice- ha sufrido mucho en la vida. Se quedó viuda hace 26 años por una negligencia médica y perdió a su hijo mayor en un accidente de moto. Sus dos hijas viven cerca y son las que le ayudan en su día a día, pero asegura que no tiene miedo. «Ni a la vida ni a la muerte», dice de manera rotunda. Para combatir la soledad Milagros escribe constantemente. «Empecé en el año 96 y me aficioné», relata. «Hice la formación para el secretariado y sabía escribir a máquina. No he trabajado en serio pero he estado activa siempre. Primero fui secretaria de mi padre y luego de mi marido. Sin ganar una peseta pero siempre ocupada», señala. Como cuenta en uno de los relatos que envió para el premio, «somos pobres en salud, pero ricas en recuerdos. Aunque algo dan, quedan muchas horas de soledad que tienen que llenar». Personas como Milagros o María Jesús ven la soledad de manera positiva. Sin embargo, según Accem es un problema de la sociedad actual, ya que no estamos hablando de personas que viven solas, sino de personas que se sienten solas, es decir, la soledad no escogida. En nuestro país casi dos millones de personas mayores se encuentran en esta situación. Accem convertirá una parte de Colón en el Plaza Activa contra la Soledad En total Accem ha recogido 400 historias que hablan de la soledad y de cómo le plantan cara a través de un envejecimiento activo. Se trata de relatos que cuentan experiencias en primera persona en las que las mujeres mayores son las protagonistas. Desde este 1 de octubre los mejores relatos y testimonios presentados al concurso (en formato escrito, audio y también en vídeo) estarán publicados en la web de la campaña. Para conmemorar este Día Internacional de las Personas Mayores, Accem convertirá una parte de Colón (Madrid) en una Plaza Activa contra la Soledad. La plaza se llenará de los relatos de mujeres mayores y activas que reclaman su papel en la sociedad y plantan cara al aislamiento. En la Plaza contra la Soledad podrán además contemplarse las ilustraciones de mujeres realizadas por el artista urbano Yoseba MP. Además de Madrid, Accem «inaugurará» otras plazas contra la soledad en Zaragoza, Segovia, Guadalajara y Vitoria.
Via: «Sentimos soledad porque no nos damos cuenta de lo que tenemos»
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