China: la fotografía que refleja la psicosis

El coronavirus continúa sumando cada vez más víctimas en la abultada lista de afectados, mientras que gran parte de la población mundial lee atentamente las novedades sobre la enfermedad. En España, la población ha pasado el sábado observando como evolucionaban los turistas alemanes aislados en la Gomera. En Francia, siguen tratando a los tres contagiados localizados, los primeros en Europa. El coronavirus sigue abriéndose paso más allá de las fronteras, pero ninguno de los países afectados sufre tanto como China. «Unos niños usan una protección facial improvisada hecha de garrafas de agua para protegerse contra el coronavirus en la terminal de llegadas del aeropuerto de Guangzhou, provincia de Guangdong, China», reza la descripción de la fotografía que refleja la psicosis que se vive en el país asiático. «Este aeropuerto, normalmente abarrotado durante el final del Festival de Primavera cuando los viajeros chinos regresan a sus hogares, parecían desiertos después de que muchos países y aerolíneas internacionales suspendieran o limitaran los vuelos hacia y desde China, debido al brote de coronavirus en Wuhan», continúa. No es la única imagen impactante que el coronavirus ha dejado. Hace apenas unos días, Pablo M. Diez, el corresponsal de ABC en la zona, compartía una imagen inusual del metro de Shangai. Una de las estaciones principales de la ciudad china, de más de 24 millones de habitantes, estaba totalmente vacía. «Mostrando cohetes, tecnología, soldados, prosperidad y felicidad a raudales, siempre me han chocado los anuncios de la propaganda comunista en los metros de China. Pero, en plena epidemia del coronavirus, son surrealistas», añadía. Actualmente, la cifra de casos confirmados de contagio supera los 12.000, situándose gran parte de ellos en china. El siguiente país con más afectados es Japón, con 20. De momento, todos los casos localizados fuera de Asia se reducen a personas que habían visitado el país chino, salvo un individuo en Alemania. Según informó la corresponsal de este periódico en el citado país, Rosalía Sánchez, se cree que se infectó en Baviera durante un curso de capacitación a través de una colega de China.
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