«Chicos, ¡tengo un nuevo abuelo!», cinco palabras que aunque parezcan que no dicen mucho pueden estar diciéndolo todo. Leticia Jiménez tuvo a su primera hija en La Coruña, muy lejos de su familia que residía en el sur de España, concretamente en Granada. Su hija no se encontraba cerca de los padres de su madre, y estos últimos no podían disfrutar todo lo que querían de la pequeña. La añoranza que embargaba a esta mujer acabó desembocando en una conclusión: «seguro que hay muchísimos más casos como el mío en España». De esa necesidad y pensamiento nació «Quiero un abuelo», una plataforma que pone en contacto a mayores con familias con niños. ¿Quiénes formaban parte del equipo cuando comenzó este proyecto? Al principio empecé yo sola a testear si realmente lo que tenía en mente era necesario y una buena idea. Cuando empezó a registrarse más gente, esto empezó a tomar forma y el mes pasado nos constituimos como asociación sin ánimo de lucro. Trabajadores, como tal, no hay. Tenemos el equipo informático que es externo y cuento con un par de personas que me ayudan en las tareas de forma voluntaria. ¿Cómo organiza el trabajo en su día a día? Intento compatibilizarlo con mi papel de madre porque mis niñas son pequeñas aún. Aprovecho muchas mañanas mientras están en el cole y veo toda la gente que se ha registrado en el día, si pueden casar los unos con los otros y echo un ojo a las redes sociales, porque aunque me las llevan un par de personas me gusta revisarlas. También contesto los emails y atiendo incidencias, pues al final son muchas las personas que están registradas e intentas atender a todo el que tiene una cuestión. ¿Qué tipo de perfiles buscan ser parte de «Quiero un abuelo»? Familias hay de todo tipo: monoparentales, de clase social muy alta, de clase social muy baja, extranjeros… Y es que cuando una persona se siente sola, da igual la condición que ésta tenga, da igual el resto de condiciones externas a la misma. Aquello que todos buscan es un poquito de cariño, alguien que pueda estar con sus hijos y darle un poco más de amor. Un denominador común es que muchas son familias jóvenes que se han mudado por trabajo a grandes ciudades como Madrid o Barcelona. Tengo gran número de familias que forman un núcleo familiar pequeñito allí y tienen lejos a sus padres. Respecto a los abuelos que forman parte de esta iniciativa, el 99% son mujeres. Además, son personas muy activas porque prácticamente lo hemos movido todo a través de redes sociales. Algunas tienen nietos pero ya son mayores o los tienen lejos, otras no los tienen porque ni siquiera tienen hijos, o tienen los hijos mayores y están esperando que le den nietos, ya sabes que últimamente tienen los hijos más tardíos… Son personas que tienen mucho tiempo libre y a las que les gustan mucho los niños y que se preguntan: ¿por qué no puedo ejercer de abuela con una familia en este momento? ¿Buscan algún perfil concreto? No, damos cabida a todo el mundo. Son las familias las que deciden a qué abuelos quieren conocer y siempre les recomendamos que pongan ellas dicho filtro porque, al final, se trata de personas y puede haber «feeling» con cualquier tipo de persona. No hacemos filtro porque no estamos buscando alguien que cuide, que haga d «canguro», por así decirlo. Lo que queremos son personas con ganas de compartir su tiempo y su cariño. Por ello, nuestra recomendación es que se conozcan primero y que si de ahí surge «feeling» y hay buena relación, pues adelante, que sigan viéndose. ¿Qué proceso sigue un abuelo para encontrar un nieto? ¿Y al revés? Primero la familia se registra en la página web mediante un sencillo formulario y, después, reciben un email con su perfil y usuario para poder acceder a la plataforma. Allí pueden acceder a un buscador de abuelos y abuelas, que es donde pueden ver todos los candidatos que hay a su alrededor, porque es muy importante la cercanía. Y una vez que ven sus perfiles y deciden a quienes quieren conocer, les proponemos que adquieran un bono para acceder a los datos de contacto de esas personas y con el que ayudan a hacer frente a todos los gastos de la asociación. Posteriormente, las familias llaman a ese abuelo o a esa abuela y deciden quedar con ellos en cualquier sitio. Se conocen y comienza su historia, que puede ser fructífera o no. Por otro lado, los abuelos lo único que tienen que hacer es entrar en la web, registrarse en el formulario y esperar el email con sus claves de acceso. Una vez que las tienen solo les queda esperar porque la iniciativa del contacto siempre la tienen las familias, son ellas las que deciden a quién quieren conocer y cuándo buscan hacerlo. A los mayores que no son tan tecnológicos y que les cuesta hacerlo por internet, les damos la opción de que nos llamen por teléfono y rellenamos por ellos el formulario que se encuentra en la web para que este punto no sea una barrera para nadie. Decía que no utilizan filtro a la hora de buscar perfiles, ¿tampoco a la hora de permitir el uso de su plataforma? Estamos desarrollando una nueva página web en la que queremos añadir la opción de que todo aquel mayor que quiera pueda aportar el Certificado de Delitos de Naturaleza Sexual. Este documento se le exige a todo el mundo que trabaja con niños y aunque lo que nosotros hacemos solo es ponerlos en contacto, que no se trata de un trabajo no es obligatorio y la ley no nos exige que lo hagamos, nos parece un plus de seguridad que aportamos siempre y cuando los mayores estén de acuerdo en aportarlo. Nos parece algo bastante importante. ¿Que recomienda para ese primer encuentro entre los mayores y las familias? Que vayan con la mente…
Via: «Chicos, ¡tengo un nuevo abuelo!»
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