Matteo Salvini se puso el bañador el 5 de agosto y se plantó en el Papeete Beach, un chiringuito con gogós, música house y cocktails en la costa adriática. El ministro del Interior se quitó la camiseta, pidió un mojito y se animó a pinchar el himno de Italia mientras unas chicas se contoneaban en el podio. Sus spin doctors le habían dicho que tenía casi un 38% de apoyo en los sondeos y una influencia en redes descomunal. Se hizo centenares de selfies, repartió abrazos. Pero hacía días que le perseguía un mal presentimiento. “Estaba atormentado. Il Capitano no hablaba con nadie de los suyos, ni con Lorenzo Fontana [ministro de Asuntos Europeos, también en bañador], ni con Massimo Casanova [miembro de la Liga y propietario del beach club]… Se pasó el día mirando el teléfono. Cada año va a la playa y hace algo así… Pero esta vez tenía un humor lúgubre”, explica una persona que estuvo con él y le conoce desde hace 20 años. Ese día tomó una decisión que propició algo parecido a un histórico suicidio político.Seguir leyendo.
Via: Anatomía de un suicidio político
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Pedro Sánchez corrige: pedirá 140.000 millones a la UE y no sólo los 70.000 de inversiones
El Gobierno había apuntado que los otros 70.000 millones en préstamos tal vez no se pedían y se servían sólo de las ayudas directas Leer Via: Pedro Sánchez corrige: pedirá 140.000 millones a la UE y Read more…