Un viejo Renault Clio se estaciona cerca de la plaza central de algún pueblo de la provincia de Buenos Aires. Está cubierto de polvo y si alguien decide prestarle atención ve en su interior los restos de un largo viaje: insectos pegados en el parabrisas, un mate con yerba y ropa de abrigo amontonada en el asiento de atrás. Pero no hay tiempo para detalles. Del Clio baja Axel Kicillof, candidato peronista a gobernador del distrito más rico, más poblado y más grande de Argentina. La conexión con la gente es inmediata. Kicillof devuelve los abrazos y se saca fotografías con una amplia sonrisa. Luego da un breve discurso, repite los abrazos, sube a su Clio y parte hacia otra plaza, en otro pueblo. Cuando termine su campaña electoral, Kicillof habrá recorrido 90.000 kilómetros de carreteras.Seguir leyendo.
Via: Axel Kicillof, el peronista que seduce

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