En casa de los Márquez habrá doble celebración. Si el hermano mayor se proclamaba campeón del mundo en el Gran Premio de Japón, dos semanas más tarde era el pequeño, Álex, levantó su segunda corona, la primera en Moto2, con una carrera por todo lo alto en el Gran Premio de Malasia. Era una victoria cantada, pero no exenta de tensión porque en el pasado fin de semana en Phillip Island, al de Cervera se le complicaron las cosas: quedó sexto y se ajustaron los puntos en la general, con Thomas Luthi, tercero, a solo 28 puntos, y Brad Binder que se animó a la fiesta con su triunfo en Australia. Pero en Malasia, Álex Márquez confirmó su excelente temporada. En la sesión de clasificación se hizo con la «pole» con nuevo récord del circuito de Sepang. La mejor forma de ser campeón, desde la primera posición de la parrilla. 🤩 ¡LO CONSIGUIÓ! @alexmarquez73 se proclama CAMPEÓN DEL MUNDO de #Moto2 🏆 👏👏👏👏👏¡Broche de oro a un año ESPECTACULAR! #MalaysianGP 🇲🇾 #MotoGP 🏁 pic.twitter.com/gjkyArApmA— DAZN España (@DAZN_ES) November 3, 2019 Ha ganado el título con la paciencia y la constancia de quien sabe que nadie le va a regalar nada a pesar de llevar el apellido que lleva. Antes al contrario, Álex ha tenido que batallar más por demostrar que no es solo «hermano de». Lo ha hecho con voluntad, con tranquilidad y, por fin, con el buen ambiente que necesitaba para triunfar. Porque habían sido muchas carreras que terminaron en cero, fruto de la presión, la tensión y los nervios. Carreras que iniciaba con buen pie, pero que terminaba antes de tiempo. Sin embargo, en este curso de consolidación, Márquez se aupó al liderato en Catalunya, lo recuperó en Alemania y no lo ha vuelto a soltar. Precavido pero con un pilotaje preciso, ha sabido ausentarse de los líos en carrera y apretar cuando tenía las herramientas a punto. Sufrió el vértigo del ascenso de Moto3 a Moto2; dos temporadas de aprendizaje en el que terminó decimocuarto y decimotercero. Pero a partir de 2017, un salto de calidad, de entereza y madurez para pelear por las victorias -se estrenó en Jerez y sumó Cataluña y Japón- para quedar en cuarta posición. La misma que logró en un 2018 más convulso y con seis podios para el currículo. Pero todo fueron lecciones para el piloto de 23 años. Y que las ha sabido explotar en este 2019 de perfeccionamiento, con salvadas marca de la familia incluidas. Sumó su primer podio, tercero, en Argentina y aunque sufrió en Jerez (24), enlazó tres victorias consecutivas (Francia, Italia y Cataluña) para atrapar el liderato . Lo consolidó con dos triunfos más en Alemania y República Checa y con podios en Austria, San Marino y Aragón. El quinto y el sexto puesto en Tailandia y Japón le permitieron no perder demasiados puntos con respecto a sus rivales. Siempre precavido, ha repetido en las últimas carreras que su objetivo era seguir sumando puntos, alejarse de las batallas individuales y seguir su propia trazada. Que no tenía prisa por levantar el título, pero se quita un peso de encima en Malasia para celebrar a lo grande con su hermano.
Via: Álex Márquez, campeón del mundo
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