Boris Johnson, tal y como se cantaba en todos los estudios demoscópicos, tendrá las manos libres para ejecutar el Brexit el próximo 31 de enero, tras arrollar al veterano socialista Jeremy Corbyn. Así lo vaticinó la gran encuesta a pie de urna, que ha acertado las dos últimos comicios y que ofrecieron tres televisiones británicas este jueves a las diez de la noche (once españolas) al cierre de las urnas. Boris Johnson continuará en el Número 10 con una espectacular mayoría de 86 escaños. Los conservadores lograrían 368 diputados en los Comunes (venían de 318) y los laboristas se desploman a 191 desde los 262 con que habían sorprendido en 2017. Corbyn se ha dejado 71 escaños. El programa socialista extremo de los laboristas ha asustado al electorado, que tampoco quería seguir revolviendo en el Brexit con una oferta de un nuevo referéndum. El Brexit Party de Farage se quedaría fuera del Parlamento, pagando su decisión táctica de retirarse en algunas circunscripciones para apoyar a los tories. Los separatistas escoceses del SNP subirían de 35 a 55, una espectacular hegemonía en Escocia, y los Liberal-Demócratas, la gran decepción de estos comicios, subirían solo uno, de 12 a 13. Los verdes suman uno y cinco los nacionalistas galeses. El resultado más contundente desde Thatcher El resultado de Boris Johnson sería el más contundente de los tories desde la victoria de Thatcher de 1987. Durante toda la campaña, el primer ministro se trabajó a fondo las circunscripciones tradicionalmente laboristas que votaron Leave en el referéndum de 2016 y le ha salido bien. Parte del histórico Muro Rojo habría caído esta noche, para incredulidad de muchos observadores, que jamás pensaron que en lugares donde la lucha sindical era casi una religión algún día se votaría al partido de Thatcher. Pero el nuevo sentimiento del Brexit lo ha cambiado todo. El sondeo a pie de urna se considera muy fiable, porque ha acertado de pleno en las dos últimas elecciones, las de 2015 y 2016. Este año se ha basado en 22.790 entrevistas en otras tantas circunscripciones. Si esta proyección se hace real, Johnson ejecutará el Brexit el próximo 31 de enero y quiere tener toda la negociación de salida finalizada para diciembre del año que viene, algo que el propio funcionariado británico no considera factible. Pero con las manos libres por fin en el Parlamento el primer ministro podrá ir muy rápido. A ocho días del comienzo oficial del invierno, en el Reino Unido ya se ha adelantado. Los británicos votaron con frío, lluvia, ventisca y hasta nieve y pequeñas inundaciones puntuales en el Norte. Pero con buen ánimo. Hubo colas infrecuentes en los colegios electorales de Londres, señal de que la política continúa apasionando al país, a pesar del hartazgo del Brexit -o tal vez precisamente para despejarlo de una vez- y el carrusel de tres elecciones generales y dos referéndum (Escocia y Europa) desde 2014. Tampoco faltaron dos divisas del carácter nacional británico, que se juntaron a pie de urna: el amor por los animales y el humor. Muchísimas personas se presentaron a votar acompañados con sus perros, tocados a veces con gorro de Papa Noel o disfrazados. Las mascotas incluso se sumaron a la votación tempranera de Johnson y Corbyn, uno en un colegio de Westminster cercano al Número 10 -y no en su circunscripción como es tradición entre los candidatos- y el otro en su feudo de North Islington, el escaño londinense del que vive desde hace 36 años. La mascota que acompañó a votar a Boris fue su perro terrier Dilyn, al que oportunamente besuqueó ante una nube de cámaras. La de Corbyn fue un espontáneo que se personó a darle el latazo ataviado como el Elmo de Barrio Sésamo, broma que no hizo mucha gracia al líder laborista. Corbyn votó acompañado de su tercera esposa, la abogada mexicana Laura Álvarez, veinte años más joven que él y que explica que el aspirante socialista hable bien español (la segunda además era chilena). Gana el «Brexit ya» En la democracia británica, la más antigua de Occidente, la noche electoral tiene algo de fiesta, con unos espectaculares especiales de televisión que duran toda la noche. A diferencia de España, el recuento se prolonga durante la madrugada, hasta el alba, porque se va procediendo en público a proclamar sucesivamente los resultados de cada una de las 650 circunscripciones. Sunderland y Newcastle, en la costa Noreste, pugnan por ser los primeros cada año. Los candidatos tienen que acudir al lugar del recuento, que suelen ser escuelas, salones de baile, pabellones… muchas veces en poblaciones pequeñas de la Inglaterra eterna y profunda. Allí suben a un escenario improvisado mientras se leen los resultados. Muchos de los aspirantes se engalanan con entorchados de sus partidos. Un ritual de democracia de proximidad que obliga a todos, incluido el primer ministro, diputado por la circunscripción londinense de Uxbridge y South Ruiship, donde ganó su escaño en 2017, con 5.034 votos de ventaja, y que suele proclamar vencedor hacia las cuatro de la mañana. Es día de no pegar ojo para el ungido por las urnas, porque si hay un ganador claro, a primerísima hora acude a Buckingham a solicitar el permiso dela Reina para formar Gobierno y luego se dirige a la nación frente a la puerta del 10 de Downing Street. Fiestas electorales no han faltado esta noche. Un pub del Ese de Londres organizó a cuenta de las tribulaciones de sus señorías en las urnas una velada de «gingo» (gin & bingo) sobre los resultados. Otro preparó una noche de «karaoke político». La principal «tory party” fue, of course, en el selecto Scott’s de Mayfair, por donde pasó la crema de la formación. Muchos laboristas se citaron en pubs de barrio. Color al margen, los dos partidos han calificado las elecciones de ayer como «las más importantes en una generación», y quizá por una vez no exageren. Los británicos se han visto obligados a elegir entre dos caminos absolutamente antagónicos: la oferta de Boris,…
Via: Rotunda mayoría absoluta de Boris Johnson según el gran sondeo a pie de urna
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