Simplemente, sucede que Donald Trump es un incompetente porque desconoce el mecanismo más elemental de la política y se ve obligado a ejercerla como una emoción primaria y expeditiva. No es un profesional, no sabe el oficio. En sus manos el Gobierno de Estados Unidos se ha convertido en un deporte de alto riesgo, en una especie de barranquismo dentro de la Casa Blanca, que tiene al mundo en vilo. En los mítines como candidato, Trump a veces se parecía a uno de esos músicos tronados de la banda del empastre, que toca el violín con un serrucho y se hace un lío con las partituras, su público le aplaude y él saluda satisfecho de sus propias gansadas. La mayoría se lo tomó a broma, pero el destino del planeta está hoy a merced del capricho de este emperador de cómic, descerebrado.Seguir leyendo.
Via: Donald Trump, la política como instinto básico
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