Si no hay un giro de guion, mañana por la tarde se sentarán en la misma mesa Pedro Sánchez, Quim Torra y distintos representantes de sus Gobiernos con el objetivo de solucionar el «conflicto territorial» de Cataluña. El pretendido diálogo se mantendrá fuera de las instituciones catalanas y españolas y solo con una parte de la sociedad catalana: la independentista. La denuncia es unánime en los partidos de la derecha, que ven cómo el presidente del Gobierno va cediendo cada vez más ante los independentistas para asegurarse su apoyo a los Presupuestos Generales del Estado y la continuidad de la legislatura. El encuentro bilateral tendrá lugar en La Moncloa, después de una primera visita de Sánchez al presidente autonómico del Ejecutivo catalán. Este recibió hace unas semanas al secretario general del PSOE con honores de Estado, con un intencionado simbolismo. Ahora, sus dos gabinetes conversarán de espaldas a la mitad de Cataluña. «Esta es una semana muy importante en la historia democrática española», apuntaba la portavoz del PP en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo, a su salida de la Junta de Portavoces. La diputada por Barcelona ha tachado de «afrenta» la sola convocatoria de la mesa de gobiernos y la ha definido como «mesa por la amnistía». Mesa para «blanquear» Ese es para ella el objetivo real de este órgano «ad hoc»: que los condenados por sedición y malversación salgan de la cárcel lo antes posible para que el Gobierno contente a sus socios. «Esa mesa», ha ahondado, «busca blanquear a los delincuentes y al Gobierno». Con más empeño que esperanza, la portavoz popular ha reclamado en los pasillos de la Cámara Baja la desconvocatoria del encuentro entre el Gobierno de España y el Govern de la comunidad catalana. Su homólogo de Vox, Iván Espinosa de los Monteros, ve también «grave» e «inaceptable» la pretensión de equilibrar una nación con una región. «Es el precio que paga el Gobierno», ha atizado, en la misma línea defendida por el portavoz adjunto de Ciudadanos (Cs) en el Congreso, Edmundo Bal, quien se ha referido al encuentro de mañana como «la mesa del chantaje». Según el diputado liberal es una mesa «de poco diálogo» porque el lugar para debatir los problemas se enmarca en las instituciones establecidas por la ley. «Pedro Sánchez y su socio de Podemos quieren perpetuarse en el poder y conseguir unos presupuestos. La mesa de gobiernos es un eufemismo», ha sentenciado. Izquierda y nacionalismo, alineados Pero lo que era temor y pesar en la derecha, es entusiasmo en la izquierda y en el nacionalismo. Poco queda del Sánchez que en campaña electoral prometía tipificar los referendos ilegales en el Código Penal y «traer» al fugado Carles Puigdemont ante la Justicia; del presidente del Gobierno que se negaba a hablar con Torra hasta que no condenase de forma explícita y sin equidistancias la violencia desatada en Cataluña en los disturbios que siguieron a la sentencia del «procés». Ahora, su lugarteniente en el Congreso, la portavoz socialista Adriana Lastra, califica de «buena noticia para los catalanes y para toda España» que se saque la política del Parlamento autonómico y se traslade a encuentros bilaterales entre un gobierno nacional y otro autonómico. Según ella, la agenda de esa mesa avanza hacia la solución de los problemas, «no para generarlos», como ha insinuado que hizo el PP en el pasado. «Somos conscientes de que no es un camino fácil, tiene mucha gente enfrente que probablemente intente boicotearla», ha afirmado, pero subrayando el compromiso «firme y fuerte» con el funcionamiento de esta mesa que exigía ERC para abstenerse en la investidura de Sánchez. «Cualquier demócrata que ame a su país tiene que celebrar que por primera vez en una década haya un gobierno que en lugar de echar gasolina a los conflictos territoriales, apueste por el diálogo», ha señalado el portavoz de Podemos en la Cámara Baja, Pablo Echenique, que además ha defendido que se debe acudir «sin líneas rojas» y «escuchar a la otra parte». De momento, la otra parte exige autodeterminación y amnistía. El portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, ha dicho que es bueno «que se hable en la mesa y no de la mesa», mientras que su homólogo del PNV, Aitor Esteban, ha aseverado que es importante que se produzca mañana «una primera toma de contacto». Eso sí, el diputado «jeltzale» ha hecho un llamamiento a la paciencia: «Este tipo de cosas no suelen dar fruto desde el primer minuto».
Via: PP, Vox y Ciudadanos reclaman al Gobierno detener la «mesa del chantaje» con el separatismo
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