La trayectoria profesional de este epidemiólogo español está ligada a uno de los mayores asesinos en serie de la humanidad. Pedro Alonso lleva 30 años luchando contra el «Plasmodium falciparum», el parásito causante de la malaria. Su trabajo ha sido clave para frenar el avance de esta infección letal en el continente africano y ahora teme que la pandemia del Covid-19 tumbe los avances de las últimas dos décadas en solo unos meses. Malaria, coronavirus y VIH pueden convertirse en un cóctel explosivo en África. El escenario más pesimista pronostica que golpeará de lleno al continente más vulnerable. Con motivo del Día Mundial de la Malaria, Alonso comparte con ABC su miedo a que el coronavirus cause «una debacle en África» y su opinión sobre la gestión de esta crisis sanitaria global. ¿Tienen alguna estimación de cómo puede afectar la pandemia al continente africano? Contamos con diferentes escenarios en términos de enfermedad y muerte, pero no estamos seguros de cómo se va a comportar. La población africana cuenta con una ventaja frente a la población europea y es que está menos envejecida. Eso jugaría a su favor, pero por contra existe mucha comorbilidad en la población joven y en niños. Hay mucha más neumonía, mucha inmunosupresión por el VIH, mucha malaria, anemia… todo esto convierte a los niños en el grupo de mayor riesgo. Nos estamos preparando para lo peor, para una potencial debacle. De momento, la infección ha pasado de puntillas por África, ¿hay algún cálculo de cuándo llegará el tsunami? La epidemia aún está en fase incipiente. Creo que empezaremos en las próximas semanas a ver cómo despega. Tenemos enormes limitaciones en cuanto acceso a diagnóstico. Si en España se han tenido dificultades para acceder a test de diagnóstico, debe pensar que en la mayoría de los países africanos apenas hay laboratorios con capacidad para hacer el diagnóstico. Aún no sabemos cuál es la dinámica de la infección ni cómo se va a comportar. Pero en un contexto africano con sistemas sanitarios frágiles y enfermedades endémicas, pudiera comportarse de forma agresiva. Por eso, seguimos el principio de precaución necesario en salud pública: asumimos que va a ir mal y nos preparamos para ello. Ese principio de precaución, sin embargo, no se ha seguido en el resto del mundo. Es cierto que en Europa y Estados Unidos ha habido algunos países que claramente han tardado en reaccionar. Las razones han sido distintas. En Europa operamos con esquemas mentales que no dejan de resultar chocantes. Asumimos que a nosotros no nos pueden ocurrir ciertas cosas. Mi impresión es que algo de esto ha habido en el caso del Covid 19. Desde principios de enero se sabía que había un virus que causaba neumonías, se identificó de forma muy rápida como un coronavirus, sabíamos desde el 20 de enero que la situación era suficientemente complicada como para cerrar una ciudad como Wuhan y la propia Organización Mundial de la Salud declaró el 30 de enero que era una emergencia internacional, la clasificación mas alta que puede emitir la organización. Por lo tanto, poco más se podía decir. Se tenía la sensación de que el virus no iba a llegar y si llegaba serían casos aislados fáciles de controlar y contener. Resulta chocante porque cualquiera que entiende de enfermedades infecciosas sabe que lo que está ocurriendo podía ocurrir. Siempre hay que prepararse para lo peor y no hay ni un minuto que perder. Esperemos que todo esto nos sirva para aprender porque volverá a ocurrir. Temíamos desde hace años una pandemia como la que estamos padeciendo. Lo que no sabíamos era cuándo, y volverá a suceder. Al menos, estamos aprendiendo que el gasto en sanidad es una inversión. ¿España estaría entre esos países que no han sabido reaccionar con rapidez? Es cierto que España está entre los países más afectados y con mayores tasas de mortalidad. Hay otros como Portugal, Grecia o Alemania que tienen tasas mucho más bajas. Luego no en todos los lugares esta epidemia se ha comportado de la misma forma. Quizá la rapidez de respuesta del país, el no estar adecuado para una pandemia de este tipo, el tener los protocolos establecidos para estas situaciones, no minusvalorar los riesgos… han marcado la diferencia entre países. El envejecimiento de la población española, ¿puede explicar por sí solo las altas tasas de mortalidad registradas? Yo creo que no. Es evidente que la estructura demográfica española no es muy distinta a la de Alemania, Grecia y Portugal. Esa no puede ser la explicación. Se critica a la Organización Mundial de la Salud porque tardó en declarar la pandemia y confió en los informes que llegaban de China. ¿Es hora también de que este organismo haga autocrítica? La autocrítica siempre es buena. Sin embargo, creo que objetivamente la OMS ha respondido de forma muy ágil y en tiempo real. La primera información del brote de China se recibió el 31 de diciembre. En menos de 24 horas se activó un mecanismo de atención a un brote infeccioso. Cuatro o cinco días después se informó a los gobiernos. Y otros cinco después, los colegas chinos ya habían secuenciado el genoma íntegro del virus y lo compartieron con todo el mundo. La emergencia internacional se declaró en menos de 30 días. Se ha puesto mucho énfasis en la declaración de pandemia y eso es relativamente poco relevante. La definición no deja de ser un ejercicio casi académico. En cuanto a la ocultación de información de china solo puedo decir que han tenido una buena colaboración con la OMS. Estamos viendo la dificultad que tenemos en Europa y en Estados Unidos para contar los muertos, por tanto acusar a China de no haber transmitido toda la información o que la ha reportado a la baja, no parece razonable. España se ha amparado en los criterios de la OMS, pero entiendo que hubiera podido tomar decisiones más restrictivas al ver la extensión de la epidemia. Por supuesto, los países han sido soberanos para tomar sus propias…
Via: Pedro Alonso: «No es razonable criticar a China cuando en Europa no somos capaces de contar los muertos»
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