Tan pronto como llegó al poder y se juramentó como presidente de la nación, Cristiano Fernández anunció en tono pomposo que donaría su salario presidencial a una organización benéfica, de caridad, vinculada con la iglesia católica: -No cobraré un centavo mientras sea presidente. Será un trabajo honorífico. Sus sicofantes y botafumeiros en la prensa local no se molestaron en preguntarle de qué viviría, con qué dinero pagaría sus cuentas. De hecho, antes de ser elegido presidente, el señor Fernández vivía en una casa opulenta que le había prestado un amigo: -Mi casa se la quedó mi exesposa cuando nos divorciamos. Por suerte tengo un gran amigo de toda la vida que me ha prestado su casa, una casa que tenía desocupada. -¿Por cuánto tiempo… Ver Más
Via: Todo sea por el bien de los pobres

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