El «limite de la paciencia» al que se refiere el ministro de Sanidad para intervenir la Comunidad de Madrid queda a la misma altura que el espacio -igualmente impreciso y subjetivo- en el que Pedro Sánchez se «inquieta» y «perturba». Como el presidente del Ejecutivo, Salvador Illa pierde la paciencia muy rara vez. El aguante de este Gobierno es proporcional a su necesidad de satisfacer a aquellos, unos cuantos, con los que no tiene margen para impacientarse, lo que ha hecho de España un modelo de resignación en el que las virtudes teologales sustituyen a la racionalidad. En nombre del Ejecutivo de progreso, Illa marca «el límite de la paciencia» como el que traza una línea roja o tose sin… Ver Más
Via: Un paciente llamado Illa

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