Hay al menos tres cosas que sorprenden del distrito europeo de Bruselas, el barrio en el que se instalaron las instituciones comunitarias a pesar de que el clima miserable justificaría migraciones en masa hacia otras latitudes. Una de ellas es la algarabía babilónica, ese paisaje rico y diverso plagado de gentes con acentos y rasgos étnicos que van desde Helsinki hasta Cádiz, desde San Petersburgo hasta Mesina. La segunda es la perpetua inflación de grúas y obras, y la tentación de la metáfora que conlleva: Europa está en construcción, real y alegóricamente; ese trajín de excavadoras encaja con el estado de transición permanente del objeto político no identificado que es la UE. La última es un detalle siniestro: fuerzas de seguridad armadas hasta los dientes protegen las 24 horas la sede de la Comisión Europea. Hay vehículos militares frente al Consejo, la policía se pasea continuamente por las estaciones en un eterno recordatorio de los atentados terroristas que azotaron la capital europea hace ya 20 meses. Esa cicatriz sigue a flor de piel. Y no solo en Bruselas: un mundo militarizado con tanquetas policiales, uniformes militares, chalecos antibalas y ametralladoras nos acompaña a diario. Porque el miedo es hoy una de las fuerzas motrices de Europa.Seguir leyendo.
Via: ¿Quo vadis Europa?
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Pedro Sánchez corrige: pedirá 140.000 millones a la UE y no sólo los 70.000 de inversiones
El Gobierno había apuntado que los otros 70.000 millones en préstamos tal vez no se pedían y se servían sólo de las ayudas directas Leer Via: Pedro Sánchez corrige: pedirá 140.000 millones a la UE y Read more…