Ni los maharajás ni el polo son términos muy comunes para un occidental, salvo honrosas y británicas excepciones. El primero suele remitir a los relatos de Las mil y una noches, con poderosos reyes rodeados de riquezas y concubinas. El segundo se relaciona a un deporte con señores a caballo que portan un mazo con el que intentan, desde esas alturas, colar una pelota en la portería del contrario. Algo que nos retrotrae a las colonias o a encuentros de altos vuelos en la campiña inglesa o en la urbanización gaditana de Sotogrande.Seguir leyendo.
Via: En Jaipur aún existe un maharajá y se codea con los herederos de la corona británica

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