Como no podía ser de otra manera, ETA está convirtiendo su inapelable derrota en una cuidadosa campaña de lavado de cara. Junto al anuncio de la largamente esperada noticia de su final definitivo, va introduciendo entre líneas pequeñas píldoras para convertir sus crímenes en una gesta heroica que sus militantes no tuvieron más remedio que asumir. Y apunta ya que los suyos seguirán luchando por el proyecto que los llevó a tomar las armas hace más de 50 años. En el comunicado en el que adelantaban hace un par de semanas que ayer anunciarían su disolución definitiva —como en un coreografía, cada paso está cuidadosamente estudiado—, los etarras se remitían al bombardeo de Gernika para realzar su historia: “heredamos aquella violencia y aquel lamento, y nos corresponde a nosotros y nosotras que las generaciones venideras recojan otro futuro”. En el texto que leyeron ayer Josu Urrutikoetxea, Josu Ternera, y Soledad Iparraguirre, Amboto —dos históricos de la banda— señalaban que seguirán “la lucha por una Euskal Herria reunificada, independiente, socialista, euskaldún y no patriarcal en otros ámbitos, cada cual donde lo considere más oportuno, con la responsabilidad y honestidad de siempre”. Un lirismo inaceptable para camuflar una historia marcada por el terror y la muerte.Seguir leyendo.
Via: ETA no nos engaña

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