Hubo un tiempo en que en el País Vasco te decían que si no eras de allí no podías entenderlo, había matices complicadísimos, historia ancestral enrevesada, casi balcánica, que debías tener aprendida. Más de 850 muertos después, se ha pasado a lo contrario, tiene que venir alguien de fuera, a ser posible de muy lejos, de Sudáfrica, por ejemplo, para que nos lo explique. Es que si no, no ves el conflicto. Ni la profunda reflexión, y la responsabilidad y honestidad de siempre de ETA, tal como decían en su último comunicado, perdonando las últimas vidas, las de todos nosotros. En el acto del precioso caserío de estilo neovasco de Cambo-les-Bains querían hacer ver esta mañana esta neorrealidad que no acertamos a ver. En la fachada del edificio hay un reloj de sol con un astro sonriente y una frase que era el lema perfecto de la jornada: “Solo mido los días bonitos”.Seguir leyendo.
Via: Una última guinda en la montaña de basura
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