La fragancia misteriosa que emana Melania Trump por los discursos que no pronuncia, las reuniones a las que no asiste o las manos que no coge, ha causado un progresivo interés sobre qué hace mientras no se la ve. Cuando la primera dama abandonó Nueva York -aunque en su cuenta personal de Twitter aparezca que vive allí- para instalarse en la Casa Blanca cinco meses después de que su marido asumiera la presidencia de Estados Unidos, deshizo las maletas en una habitación diferente a la de él. La del mandatario, por petición propia, tiene un cerrojo en la puerta. Y no solo sus dormitorios están separados. También sus rutinas y su tiempo libre.Seguir leyendo.
Via: La clave de la convivencia entre Donald y Melania Trump: distancia

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