José Tomás, traje verde botella y oro, delgado de carnes, casi huesudo, andares inseguros y pasos cortos en el paseíllo, bajó del cielo de Estepona, donde vive, su recóndito salón del trono, y se hizo visible para los humanos. Más de 11.000 personas se reunieron para rendir pleitesía a su dios del toreo, y lo recibieron con una clamorosa ovación. Aficionados locales, agradecidos al torero y ávidos de milagros taurinos, y muchos otros seguidores tomasistas -adinerados, se supone- procedentes de distintas zonas patrias y de Francia, Italia, México, Colombia, Perú…Seguir leyendo.
Via: José Tomás, deslumbrante y estudiada personalidad
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