Los presos vuelven a «su» república

«Aquí no se trata de acercarlos sino de que estén libres», afirmó ayer Joan Tardà, que desde que apareció Gabriel Rufián por las Cortes con las esposas y la impresora portátil, hasta parece un estadista. Pero mientras esperan la liberación de los golpistas, Tardà y el resto de la banda del lazo habrán de conformarse con el traslado a cárceles catalanas de los políticos independentistas en prisión preventiva. En menos de dos semanas, el «Gobierno bonito» se ha puesto a la tarea y, tras intentar endosarle infructuosamente la responsabilidad del acercamiento al juez Llarena, ha optado por anunciar el traslado. Todo está listo para que, entre mañana y pasado, retornen a la «república» que ellos mismo declararon el líder de ERC, Oriol Junqueras; el exconsejero de Exteriores, Raül Romeva; el expresidente de la ANC, Jordi Sánchez; el presidente de la otra palanca independentista, Òmnium Cultural, Jordi Cuixart; la exconsejera de Trabajo, Dolors Bassa, y la expresidenta del Parlamento catalán, Carme Forcadell. Ninguno de ellos ha renegado del golpe. Más aún, alguno de los agraciados con el traslado incluso sigue creyendo pertinente otra asonada si nos atenemos a los mensajes que emiten desde prisión. Así que a partir de ahora los presos quedan en manos de la administración de Torra, al tener Cataluña trasferidas las competencias penitenciarias desde hace 35 años. Su vida en prisión estará tutelada por un alto cargo del Ejecutivo separatista, habilitado para que Junqueras, por ejemplo, imparta cursos de teoría y práctica de cómo vulnerar la Constitución. No sería menos extraño que el programado por la dirección de la cárcel de Figueras, que organizó una nueva actividad para los presos: un curso de técnicas de boxeo, lo que no tenía precisamente encantados a los funcionarios. El mismo día en que se autorizaba el traslado de los golpistas a «su república» se discutía en el Congreso la propuesta del «Gobierno bonito» y Podemos para presidir RTVE, segundo intento tras el bochornoso sainete del viernes y los 30.000 tuit borrados por los aspirantes. No pudo ser. ERC, que es vital para que salga el presidente de la tele pública que quieren Pedro y Pablo, se niega mientras no se hable de autodeterminación. Chalaneo separatista. Chantaje y a ver que rasco a costa de mantener al «Gobierno bonito» de los 84 diputados. Así va a ser toda la legislatura. En esta historia hay más de un preso. [ESPAÑA]
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