Fue una escena digna del ahijado de Luchino Visconti. Caía un amable sol de julio sobre la Plaza de San Pedro, en Roma. Miguel Bosé, de blanco y lino, acompañaba a su madre, doña Lucía, a conocer al Papa Francisco. Ella llevaba pamela y vestía tonos azul quizás por inspiración de su fe en el aura de los ángeles. Pero el demonio acechaba en España con la caldera y el tridente de la Agencia Tributaria: casi al tiempo, los responsables de Hacienda incluían al artista en su lista negra con una deuda de 1,8 millones.Seguir leyendo.
Via: El enigma de Miguel Bosé
Categories: Spanish News