Bien, empecemos por recordar que el nombre “cámara lenta” está mal puesto: la cámara va en realidad más deprisa de lo normal, y es por eso que el resultado final, lo que ve el espectador, se ralentiza. Y en las situaciones violentas, o estresantes en general, de la vida real, la cámara de nuestro cerebro también se acelera, y nuestro tiempo percibido parece hacerse más lento en consecuencia. Nosotros percibimos la realidad como un continuo, pero, al igual que en el cine, es el resultado de una película interior donde cada fotograma dura 150 milisegundos (eso es unos siete fotogramas por segundo). En situaciones de estrés, los fotogramas pasan más deprisa, y el resultado es algo parecido a una escena violenta de Peckinpah. No sé si el director lo hizo aposta, pero tenía razón en cierto sentido neurológico.Seguir leyendo.
Via: Por qué en verano se altera nuestra percepción del tiempo
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