El tiempo y el desgaste por las filtraciones de agua han pasado factura a uno de los túneles más antiguos de la ciudad de Madrid, el que conecta la M-30 con la Castellana, Sinesio Delgado y Monforte de Lemos, inaugurado en los años sesenta. En un tramo de 200 metros, el que discurre bajo la playa de vías de la estación de tren de Chamartín, las copiosas lluvias de finales del año pasado provocaron abundantes goteras, como ocurrió en otros subterráneos de la capital, pero también hicieron aflorar un problema mayor: las vigas que soportan la base de las vías comprendidas entre la número 9 y la 14 estaban deterioradas, lo que comprometía la estabilidad de una estructura con implicaciones en el tráfico ferroviario.Seguir leyendo.
Via: Tratamiento de choque en el túnel de Pío XII
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