Me complace sobremanera visitar la hermosa y fecunda tierra del Reino de España, a invitación de Su Majestad el Rey Don Felipe VI, al comienzo de una gira por Europa y América Latina con ocasión de la Cumbre del G20 en Buenos Aires. La Tierra, hogar común de los seres humanos, está atravesando hoy por hoy cambios complejos y profundos, y la extraordinaria interdependencia derivada de la multipolarización, globalización económica, informatización y la diversidad cultural hace de la sociedad humana una comunidad de futuro compartido, al tiempo que se nos presentan desafíos inéditos, sobre todo, el creciente proteccionismo y unilateralismo. El principal objetivo de mi presente viaje consiste en abordar, junto con los líderes de los países a visitar y de las principales economías del mundo, la agenda para reforzar la unidad de la comunidad internacional, mejorar la gobernanza global, desarrollar las relaciones de asociación, ahondar la cooperación amistosa y en definitiva, fomentar la paz, la estabilidad, el desarrollo y la prosperidad del planeta. España, como país europeo de civilización milenaria, siempre disfruta de fama mundial por sus figuras renombradas de arte y literatura, quienes dejaron huellas deslumbrantes en la historia humana. A pesar de la larga distancia geográfica, hace más de dos milenios, Chang´an, la antigua capital china y la ciudad de Tarragona se conectaron por la Ruta de la Seda, itinerario por el que la seda y el té chinos eran llevados a España al compás del tintineo de campanillas de camello, salvando el vasto continente euroasiático. Por otro lado, el misionero español Diego de Pantoja introdujo la astronomía y calendario occidentales a China en la dinastía Ming, y Juan Cobo, a su vez, tradujo al castellano la obra confuciana «Espejo rico del claro corazón». Miguel de Cervantes hizo repetida referencia a China en sus obras, y su El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha goza de enorme popularidad en el público chino. Tales anécdotas demuestran que, pese a la lejanía, la cultura china y la española se atraen y se enriquecen a lo largo de la historia. La República Popular China y el Reino de España establecieron relaciones diplomáticas en 1973 y los años desde allí transcurridos han sido testigo, a prueba del constante devenir de la situación internacional, de un desarrollo sano y estable de los vínculos bilaterales a base de respeto mutuo, trato en pie de igualdad y cooperación de beneficio recíproco. Son 45 años de creciente confianza mutua. Ambos países han mantenido contactos de alto nivel y brindado comprensión y apoyo recíprocos en los temas relevantes que atañen a la soberanía y la integridad territorial, asentando una sólida base política para la vinculación bilateral. Cuando recién se iniciaba la reforma y apertura de China en los 80 y los 90 del siglo pasado, el gobierno español extendió la mano de amistad a China, ofreciendo valiosa ayuda con tecnología industrial para mejorar las infraestructuras de determinados proyectos industriales en nuestro país. Tras la crisis financiera internacional y de la deuda soberana de algunos países europeos, la cooperación entre ambas partes con el espíritu de pasajeros navegando en el mismo barco fue trascendental para superar aquellos momentos difíciles. Son 45 años de creciente cooperación. Ambos países han desarrollado una estable y fluida cooperación económica y comercial, hasta amplitud y profundidad sin precedentes. El comercio bilateral alcanzó los 100 millones de dólares por primera vez en 1979 y llega a nada menos que 30.000 millones de dólares en 2017, de modo que España se consolida como socio económico y comercial imprescindible de China en Europa, mientras que China se hace el primer socio comercial de España fuera de la UE. El tren China-Europa que une Yiwu y Madrid, considerado como importante cosecha temprana de la Franja y la Ruta, ofrece una alternativa adicional para el transporte de carga entre ambas naciones. Las modalidades innovadoras de cooperación en las áreas de energía, telecomunicaciones, finanzas, medio ambiente e innovación científico-tecnológica, entre otras, proporcionan un impulso sostenido para la expansión de la cooperación práctica binacional. Son 45 años de creciente interacción cultural. Tanto el mandarín como el castellano son idiomas importantes a nivel global, he aquí la dinámica de la cooperación lingüística y cultural bilateral. Su Majestad el Rey Don Felipe VI, en su momento como Príncipe de Asturias, se empeñaba en instalar el Instituto Cervantes en Pekín. El año en curso, el español ha sido incluido en el plan curricular de educación secundaria superior de China. Cada día hay más jóvenes españoles que estudian el mandarín y la cultura china en el Centro Cultural de China en Madrid o los Institutos Confucio. Sinólogos españoles como Alicia Relinque y numerosos hispanistas chinos no escatiman esfuerzos en difundir el idioma y la cultura de la otra parte en el país propio. Una feliz coincidencia Este año coincide con el 40° aniversario de la reforma y apertura de China y de la reforma constitucional de España. En la nueva era recae en nosotros la responsabilidad de reforzar nuestra cooperación para enfrentar los problemas actuales y planear el desarrollo de cara al futuro. Estoy a la expectativa de entablar amplios contactos con líderes y personalidades de diferentes sectores sociales de España para dar continuidad a la amistad China-España y profundizar la cooperación bilateral de beneficio mutuo, creando un futuro más brillante y promisorio. Primero, debemos elevar nuestra Asociación Estratégica Integral binacional a un nivel superior y consolidar la base política de la misma. China siempre desarrolla las relaciones con España desde la altura estratégica y con una visión de largo plazo. Tiene la voluntad de mantener con España las visitas de alto nivel, afianzar los contactos entre gobiernos, parlamentos, partidos políticos y autoridades locales, brindarse comprensión y apoyo recíproco en los temas de intereses medulares y de preocupaciones fundamentales, y garantizar siempre el rumbo correcto de los lazos bilaterales. Segundo, debemos plasmar el proyecto de las relaciones bilaterales, a base de mayor intercambio conceptual y articulación de sendas estrategias de desarrollo. China siempre considera a España como socio en el camino de…
Via: Por una relación más fructífera en la nueva era
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