El tiempo apremia y las grandes fortunas no quieren que el Brexit les pase factura. Ante una salida de Reino Unido de la Unión Europea en terreno pantanoso, BlackRock ya ha movido ficha. La mayor gestora de fondos de inversión del mundo (seis billones de dólares en cartera) ha reorganizado buena parte de su estructura en el Viejo Continente para garantizar que podrá seguir operando a partir del 30 de marzo. Todo sea para evitar que su negocio en el Viejo Continente se vaya a pique. España, Italia, Grecia, Hungría, Austria… La mayoría de sus divisiones locales quedarán, a partir de ahora, al amparo y bajo la dirección de la filial de la entidad en Holanda. De esta manera, la sede de Reino Unido pierde el poder y control que ejercía sobre cada territorio. Hasta la fecha, BlackRock operaba en la UE bajo la fórmula de las sucursales, pero casi siempre dependientes de Reino Unido (salvo Alemania, Irlanda, Francia, Luxemburgo y Holanda, que ya eran entidades reguladas en Europa). Con el Brexit cerca de culminarse y a punto de ebullición, la gestora no ha querido correr ningún riesgo y ha creado a lo largo de todo 2018 nuevas sucursales en cada región comunitaria en la que opera que quedara fuera de la regulación continental. Su objetivo técnico, así, es poder cumplir con la normativa Mifid II, ya traspuesta en España mediante Decreto Ley. La entidad cubre su actividad en el Viejo Continente ya que, tras la salida británica, no podría continuar operando. El año 2018 ha sido el ejercicio de la transformación su entramado para ubicar la sede de Holanda en el centro de toda la ecuación: de ella dependerán todas las nuevas sucursales, incluída la española, que movía un capital de unos 30.000 millones de euros. De enero hasta ahora, los cambios societarios han culminado, pero no son definitivos ya que el desenlace del Brexit haría cambiar ciertas decisiones. BlackRock ha ido inscribiendo en los distintos registros mercantiles sus nuevas sucursales ante la amenaza de un Brexit blando o duro. La fórmula no importaba, sino prever cualquier posible efecto adverso. «Después del Brexit, nuestros clientes del Espacio Económico Europeo recibirán el apoyo de nuestra amplia red de entidades reguladas en Europa (Francia, Alemania, Luxemburgo, Irlanda y los Países Bajos) y podrán beneficiarse de nuestras capacidades en gestión de carteras e intermediación en todo el mundo», afirman fuentes de la compañía. En consecuencia, las sociedades de Francia, Alemania, Luxemburgo a Irlanda permanecen sin cambios notorios. Es la empresa británica la que sufrirá el mayor golpe, teniendo en cuenta, además, que la salida de Reino Unido tiene difícil solución. Al menos, para que suceda de manera pacífica. Revisión de decisiones Asimismo, desde BlackRock recalcan que este movimiento de piezas puede no ser el único. «Dado que sigue existiendo una marcada incertidumbre en los planos político y normativo, seguimos monitorizando todos los acontecimientos con atención y revisaremos nuestras acciones en función de la evolución de la relación entre la UE y el Reino Unido», dicen fuentes de la entidad. Todo dependerá de la fórmula final que lleven a cabo para la desconexión ya que en función de la misma tomarán unas decisiones u otras. Seis billones bajo gestión a nivel mundial se ven sacudidos por la decisión de Reino Unido.
Via: El Brexit obliga a BlackRock a reorganizar su estructura societaria
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