Franco llegó a la calle Mayor de Guadiana del Caudillo en mayo de 1951. A pocos metros estaba Vicenta Prado, que hoy tiene 68 años: “La maestra nos hizo salir con el babi y banderas de España en la mano. No sabía ni decir su nombre. Grité: ¡Zarco, Zarco!”. El dictador se presentó ante la fachada del Ayuntamiento y descubrió una placa: “Franco inauguró la primera fase de construcción de este pueblo, que se denomina Guadiana del Caudillo como modesta ofrenda”. La insignia sigue, pero la Diputación de Badajoz certificó en 2017 que tanto el nombre del pueblo como el rótulo incumplían la ley de memoria histórica. Y avisó: los municipios que no retiren los vestigios se quedarán a partir de ahora sin las subvenciones de la diputación. El alcalde se negó en redondo en 2017, 2018 y 2019. El pueblo ha perdido 168.300 euros en ayudas. Seguir leyendo.
Via: El pueblo sin subvención por no renunciar a Franco
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