¿Qué le sucede a Ciudadanos en campaña electoral? ¿Por qué se inflan sus expectativas? ¿Por qué se desinflan tan rápido como para acabar defraudándolas? Hace un año los sondeos colocaban a Albert Rivera en primera posición. Ahora está más de diez puntos por debajo de lo que indicaban entonces y situando a Ciudadanos en tercera posición pero más cerca de la cuarta y la quinta plaza que de competir por la victoria. ¿Qué ha llevado a Rivera a rechazar cualquier acuerdo con el PSOE? ¿Vox le ha sorprendido? ABC contacta con tres expertos para analizar porqué el espacio que pretende ocupar la centralidad no termina de cuajar en la dimensión que llegaron a apuntar los sondeos. De las reflexiones queda claro que existen méritos de los rivales, errores propios y una preocupante consideración: su votante es el más volátil y compartir frontera con tantos partidos convierte esos fuertes crecimientos seguidos de desplomes en algo estructural. El director de Asuntos Públicos de Atrevia, Manuel Mostaza, explica que los sondeos que estamos viendo últimamente ponen de manifiesto que Ciudadanos «tiene de los electorados menos fieles». Es decir, en estos momentos muchos de quienes votaron por Albert Rivera en 2016 dudan si volver a hacerlo. Mostaza considera que esto es «normal» en un partido de estas características porque por su posición ideológica «el votante tiene más opciones». Es, por tanto, «algo estructural» a un partido de esas características. Los datos del último sondeo del CIS demuestran que el votante de Ciudadanos decide muy tarde su voto, por lo que en estos momentos estaríamos en una fase de poca activación. Según el CIS, un 27% de quienes decidieron votar a Cs en 2016 tomó la decisión en la última semana de campaña. Estos números doblan a los de los otros tres principales partido. Solo el 45% de los votantes tenía decidido su voto por Rivera antes de que arrancase la campaña. Esto tiene dos lecturas. La primera es que pese al mantra extendido de lo mal que se le dan las campañas electorales buena parte de sus votantes deciden en esos días. La parte negativa es que con un electorado tan poco convencido puede desmovilizar a los suyos si no se vislumbra como alternativa. «Son por tanto muy sensibles al voto útil. Es un partido que lo tiene muy complicado en escenarios polarizados», reflexiona Mostaza. Esa mayor capacidad del votante de Cs para cambiar a otro partido tiene también la otra cara de la moneda. «En momentos de menos intensidad electoral Cs sube porque tiene un público potencial muy amplio. Pero la intención baja cuando se acerca una cita», señala Pedro Marfil, gerente de ACOP y profesor de la Universidad Camilo José Cela. Y es esa subida en esos periodos, en el caso de Cs muy asociado también a la cuestión catalana, lo que provoca que la caída parezca mucho más drástica. «Las encuestas no fallan. Son fotos del momento», apunta Marfil, que indica que indica que la sensación de desplome de Ciudadanos «tiene mucho que ver con la gestión de las expectativas» más que con pérdidas reales de apoyo: «Hasta ahora, salvo en la repetición electoral del 2016, siempre han mejorado sus resultados». El profesor de la Universidad Carlos III, Pablo Simón, incide en que Rivera está en estos momentos «manejando estrategias arriesgadas» porque detecta una importante indecisión en sus votantes». Y esboza una descripción de ese elector a partir de los datos comentados: indeciso, volátil y lento a la hora de decidir el voto. Un panorama que le hace pensar que lo tendrán «complicado» en esta campaña porque mientras en la izquierda «está claro» que la referencia es el PSOE de Pedro Sánchez, Ciudadanos «no es el punto focal». El desplome de expectativas se produce porque en otros momentos ha subido mucho. Su caída respecto a hace un año en la media de encuestas es muy acusada, más incluso que la pujanza del PSOE o la aparición de Vox. ¿Por qué se producen esa subidas antes de elecciones y posteriores bajadas que tanto ha sufrido Cs? Tiene que ver con el hecho de ser la segunda opción de muchos votantes, que cuando las elecciones están lejos amagan/amenazan con votar a Ciudadanos. Aunque con mucha diferencia respecto a los líderes de su partido, Albert Rivera es la segunda opción tanto de los votantes de PP como de los de PSOE cuando se pregunta por qué líder se prefiere para ser presidente del Gobierno. En los datos del CIS se pueden ver muchos datos que apuntalan esta tesis. Un 33,9% del electorado del PP y un 13,3% de los del PSOE eligen a Cs cuando se pregunta por el partido al que votarían si finalmente no lo hicieran por su favorito. Solo el PSOE, al que señalan un 14,7% de los votantes de UP y un 10,1% de los de Cs, tiene datos de dos dígitos en dos formaciones diferentes. Algo que explica muy bien su capacidad de crecer pero también su sufrimiento en momentos de polarización es la composición ideológica de su cuerpo electoral. Con los datos de las últimas elecciones generales, un 50,5% de su electorado se ubica entre el 1 y el 5 de la escala ideológica. Es decir, entre la extrema izquierda y el centro izquierda. Mientras que un 42,6% lo hace entre 6 y 10. Es decir, entre centro derecha y extrema derecha. La diferencia hasta 100 son personas que no saben o no contesta sobre su posición ideológica. Cs aglutina al 59,1% de su voto en electores que se ubican en el 5 y en el 6 en una escala en la que el centro está en el 5,5. Esa es su base electoral. El 40% restante se va desvaneciendo entre el 1 y el 10. Tener capacidad para activar más electores en el 4 y en el 7 debería ser la apuesta de un partido que quiere crecer desde el centro hacia sus dos flancos. Es el ideal. «Si Podemos, y creo que Vox también, son votos…
Via: El laberinto electoral de Ciudadanos
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