Hay directores tan legendarios como escasos cuya nueva entrega se espera como agua de mayo, que convierten lo que hayan decidido parir en algo ansiado por los espectadores, la industria (tan necesitada del éxito de los más dotados en estos tiempos agónicos), los informadores y los críticos. La obra de Quentin Tarantino justifica esas expectativas. En Cannes su cine tuvo un bautizo esplendoroso hace 27 años con la revolucionaria Reservoir Dogs y en 1994 dejó flipado a todo el personal con la inclasificable Pulp Fiction, que logró la Palma de Oro y se ha convertido en un clásico. Por ello, la película que marcaba esta edición de Cannes, en la que estaban depositadas las esperanzas colectivas, era Érase una vez en… Hollywood. Tarantino aceleró hasta límites febriles su montaje para que se celebrara aquí el estreno mundial, la han exhibido en dos sesiones casi paralelas intentando algo tan democrático como que todos los asistentes a Cannes la vean al mismo tiempo. Antes ha salido un señor al escenario hablando en nombre de Tarantino y rogando que nadie cuente su argumento. En fin, un montaje a la altura de lo que se espera de las sorpresas confirmadas.Seguir leyendo.
Via: Naufragio del muy esperado Tarantino
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