Manuela Carmena no quiere que se la recuerde como una alcaldesa faraónica: “Me basta con las sonrisas de la gente en el metro”. A sus 75 años ha regenerado la política madrileña (y española) con un aire espontáneo que alterna juventud de espíritu y sabia senectud rebelde, sin no pocas polémicas a su paso. En dos encuentros en su despacho dúplex con café y pestiños nos contó su visión, su proyecto y por qué desea repetir al frente del Ayuntamiento. Aunque para ello esté dispuesta a renunciar a su don más preciado tras jubilarse después de décadas en la judicatura: “La libertad”.Seguir leyendo.
Via: “Madrid es buen rollo”
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