“En noviembre, el agua del mar llega hasta los tobillos”, lamenta Diomedes Fábrega, subdirector de la escuela de Gardi Sugdub (nombre nativo de isla Cangrejo), un islote con poco más de un millar de habitantes de etnia guna enclavado en el paradisíaco archipiélago de San Blas, uno de los principales destinos turísticos del Caribe panameño. Fábrega expone sus quejas en la calle principal de la comunidad, ahora de arena compacta, pero un lodazal en cuanto llegan las tormentas. “En los meses de vientos alisios siempre ha entrado el agua, pero cada vez se cuela más. Y los vientos llegan cada vez antes”, dice a su lado Blas López, uno de los referentes para la comunidad.Seguir leyendo.
Via: Los días de esta isla están contados
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