El veto de Google a la china Huawei, ahora prorrogado por tres meses, ha destapado una triste realidad: la batalla por hacerse con el liderazgo mundial se juega en un tablero tecnológico donde Europa ha quedado totalmente fuera y sin posiciones. Demasiados indicadores ya advierten de que, a no ser que reaccione rápido y con fuerza, el Viejo Continente no tiene nada que hacer en innovación. Pasará a ser un mero consumidor digital sometido a los caprichos de la potencia que se alce con el liderato mundial. Solo hay que echar un vistazo a diferentes listas de valoración empresarial para comprobarlo: ninguna compañía europea aparece entre los principales gigantes tecnológicos a nivel global ni entre los grandes conglomerados de cualquier otra actividad económica. No hay ninguna corporación de Europa en el top 15 del ranking de las compañías con mayor capitalización del mercado. Pero sí hay 12 estadounidenses (lideradas por Microsoft, Apple y Amazon) y tres chinas (Tencent, Alibaba y ICBC Asia). Otra lista, el ranking «Brand Finance Global 500» que se realiza cada año para el Foro de Davos y que valora lo que costarían en el mercado si se vendieran las 500 marcas más valiosas del mundo, refleja la misma tendencia: las tecnológicas estadounidenses copan las primeras posiciones seguidas muy de cerca por las chinas, que les pisan los talones. La primera corporación europea que aparece en esa lista es Mercedes-Benz en el puesto 13. Por tanto, no tenemos campeones al estilo Facebook, Google, Amazon o Apple. Por muchas razones, coinciden los expertos. Pero hay una que todos destacan: Europa no es verdaderamente un mercado único. «A pesar de ser una población de tamaño relevante y alto poder adquisitivo, es un conjunto de tantos mercados como países, con su propia legislación y políticas fiscales, incluso en algunos casos con diferentes políticas de comercio. Por tanto, no existe un mercado único europeo comparable al mercado chino o americano», sostiene Nacho de Pinedo, CEO de ISDI, el Instituto Superior para el Desarrollo de Internet. Modelos fallidos Esa segmentación está impidiendo que Europa se convierta en una superpotencia internacional. Para hacerse una idea de la complejidad de este mercado, De Pinedo lo ilustra con un ejemplo: «Hace años, Tuenti era un red social con una alta penetración en España, pero no fue capaz de traspasar a una red europea por motivos de idioma y por la problemática de tener que generar empresas y contenidos diferentes según el país donde operase. Por el contrario, Facebook tenía menos penetración, pero fue creciendo muy poco a poco con mayor solidez en un único mercado. Cuando alcanzó un volumen de millones de usuarios en EE.UU. y fortaleza financiera se expandió a países de habla inglesa y luego a todos los demás», cuenta De Pinedo. Nokia fue otro ejemplo que se quedó por el camino. «Su usabilidad hacía que los usuarios prefirieran sus móviles y les fidelizaba. Pero sus incrementos tecnológicos fueron orgánicos. Cuando surgió una tecnología rupturista como el smartphone, Nokia no supo responder», recuerda De Pinedo. Es unánime la opinión de que las distintas regulaciones en la Unión Europea asfixian y «dificultan la competitividad de las empresas europeas a nivel mundial, que no pueden jugar con las mismas reglas que sus competidores», como resume Victoria Fraguas, socia de Ernst & Young (EY) responsable de TMT en el área de Consultoría. Pero existe otra razón de mucho peso que frena al Viejo Continente en el liderazgo mundial: la inversión en I+D+i. Estados Unidos es el país que más dinero dedica a este concepto, seguido de China. Dos gigantes que además se ven favorecidos por el gran apoyo de sus gobiernos para estimular y promocionar la innovación. Según un informe de la National Science Foundation, solo en 2018 el gran gigante americano invirtió 496.000 millones de dólares (26% del total mundial) y el chino 408.000 millones (21%). Cifras muy alejadas de lo que se cuece aquí. A principios de mayo la Comisión Europea presentó su propuesta de presupuesto para el periodo 2021-2027, que incluye 97.600 millones de euros para el futuro Programa Marco de Investigación e Innovación, denominado Horizonte Europa y que sucederá al actual Horizonte 2020. En la agenda de la CE para impulsar el desarrollo de la Inteligencia Artificial, el entorno del futuro y donde también luchan las potencias por lograr el liderazgo, el objetivo es que las inversiones públicas y privadas alcancen al menos 20.000 millones de euros de aquí a finales de 2020. «Eso es lo que invierte solo Google en un año en I+D», afirma Andrés Ortega, investigador especializado en Tecnología del Real Instituto El Cano. Desarrollar una estrategia Desde luego, «Europa no está haciendo el esfuerzo inversor en I+D+i que hace China y EE.UU. Está muy rezagada en producción tecnológica: en Inteligencia Artificial, Internet de las Cosas, blockchain… Y tiene capacidad para hacerlo. Pero la estrategia en tecnología no tiene un impacto efectivo en la producción», apunta Juan de Lucio, economista y profesor de la Universidad de Nebrija. «Tenemos las ideas, nos falta llegar a la escala suficiente para ser relevante», dice De Pinedo. Y eso también tiene que cambiar, al igual que la forma de financiar startup y empresas tecnológicas. «No se crean entornos de I+D ni ecosistemas de innovación para que las startup se puedan desarrollar en lo que se conoce como falla y aprende. Estas tienen difícil el acceso al capital. Además, se invierte poco en incubación y aceleración», se queja Antonio Torres, profesor del Instituto de la Economía Digital de ESIC (ICEM). Todo lo contrario ocurre en Estados Unidos, donde el acceso a la financiación privada resulta más fácil y rápido, siempre favorecido por el Gobierno, lo que ha impulsado la aparición de centros tecnológicos estratégicos como Sillicon Valley. «Allí se fomentan las startups con equipos de desarrollo de software, con aportaciones para que puedan crear productos mínimos viables y se testan si aportan valor. En los países de la zona Euro, las startups que quieren emprender tienen que autofinanciarse para poder desarrollar proyectos. Por eso,…
Via: Europa, desconectada: se hace pequeña en la lucha de gigantes tecnológicos
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