Los pactos postelectorales entre el Partido Popular, Ciudadanos y Vox han reforzado el poder de un centro-derecha malherido desde las elecciones generales del 28 de abril, cuando la fragmentación de ese espacio político resultó letal para sus intereses. Las alianzas entre los tres partidos les han permitido reconquistar la Alcaldía de Madrid , auténtica obsesión de los populares durante toda la campaña electoral para poder actuar como «contrapeso» de Pedro Sánchez desde la capital de España. Después de 20 días de negociaciones, las últimas hasta altas horas de la madrugada de ayer sábado, como ocurrió en el caso de Madrid, se hicieron realidad los pactos de centro-derecha para recomponer un espacio político que quedó roto en las urnas. La tarea no era nada fácil, porque se partía del veto de Ciudadanos a Vox, con el que no quería compartir firma ni gobiernos municipales. El PP, en su papel de mediador y líder de las negociaciones, consiguió llevar a los otros dos partidos a un punto de encuentro, sin necesidad de hacerse la foto juntos. Aunque los socialistas se impusieron en la mayoría de las capitales de provincia, los pactos de centro-derecha en ciudades como Madrid, Zaragoza, Málaga, Murcia, Santander, Almería, Córdoba, Granada, Teruel, Salamanca, Palencia, Badajoz, Alicante, Oviedo o Ceuta suponen un freno a la expansión de la izquierda, que aprovechó la división de sus adversarios para ganar en las urnas tanto en las generales como en las municipales. El centro-derecha constitucionalista se apuntó un éxito más por la tarde, cuando el candidato de Navarra Suma al Ayuntamiento de Pamplona, Enrique Maya, fue elegido alcalde con los votos de su grupo, mientras que EH Bildu y PSN se han votado a sí mismos y Geroa Bai a la formación abertzale. Uno de los grandes vencedores ayer fue Pablo Casado, cuyo liderazgo quedó tocado tras el descalabro de las generales, cuando el PP consiguió solo 66 diputados. El líder del PP afrontó la campaña de las municipales y autonómicas con un discurso más moderado, algo que elogiaron después los barones territoriales de su partido. Punto de inflexión «El proyecto que hace casi un año inicié tiene hoy un punto de inflexión y es que una nueva generación, con un nuevo proyecto orgulloso de lo que ha hecho el partido, pero también ambicioso con el futuro, se materializa en la ciudad de Madrid», afirmó ayer Pablo Casado, quien acudió al Ayuntamiento de la capital para ver in situ la proclamación de José Luis Martínez Almeida como alcalde . «Hoy empieza el cambio que llegará a España cuando se celebran las próximas elecciones», aseguró. Casado fue a Cibeles acompañado de su secretario general, Teodoro García Egea, a quien en su partido llaman ya «negotiator» por sus habilidades negociadoras, que ya se pusieron de manifiesto en Andalucía tras la autonómicas del 2 de diciembre y que ahora han vuelto a dar resultado. García Egea, al que algunos en el PP pusieron en el punto de mira tras la derrota electoral, sale fortalecido junto a Casado, a falta de que las negociaciones se completen con los gobiernos autonómicos en juego. La recuperación de la Alcaldía de Madrid vale su peso en oro en política, y pone de manifiesto que los tres partidos de centro-derecha están obligados a entenderse, por encima de sus diferencias, que como se ha visto no son en absoluto insalvables. Madrid es una de las ciudades que gobernaron los populistas tras las elecciones de 2015 y que ahora ha recuperado el centro-derecha. Ahí se incluye también Zaragoza, que gobernará el PP gracias a un acuerdo con Ciudadanos y con Vox, cerrado ayer de madrugada. Los populistas mantienen Barcelona y Cádiz. En la primera, Ada Colau seguirá siendo alcaldesa, gracias al apoyo del PSC, pero también a los concejales de Manuel Valls. En Cádiz, «Kichi» seguirá como regidor, con mayoría simple. En Valencia, volverá a gobernar Joan Ribó, de Compromís, con apoyo del PSOE. Pactos rotos El pacto del centro-derecha ha tenido algún incumplimiento en ciudades como Huesca, Burgos y Melilla. En la primera, mantiene la alcaldía el socialista Luis Felipe, después de que Ciudadanos no votara al candidato del PP. En Burgos, el alcalde será el socialista Daniel de la Rosa, después de que Vox se desentendiera del pacto con PP y Cs que debía dar la alcaldía al partido de Albert Rivera. En Melilla, el único diputado de Ciudadanos, Eduardo Castro González, será el presidente tras «traicionar» al popular Juan José Imbroda, al sumar los votos de Coalición Por Melilla y el PSOE. El PP ha anunciado ya mociones de censura en Huesca y Burgos para restablecer el pacto que ayer se rompió. Burgos era uno de los ayuntamientos cedidos por el PP a Ciudadanos, junto al de Palencia, dentro del acuerdo para que los populares conserven el poder en el Gobierno autonómico de Castilla y León. En esta Comunidad, el PP solo consigue la Alcaldía de Salamanca, y pierde incluso Ávila, donde ya es alcalde Jesús Manuel Sánchez Cabrera, de Por Ávila, una escisión del partido de Casado. Antes de las elecciones, el PP tenía serias dudas sobre los pactos que firmaría Ciudadanos. Muchos en Génova sospechaban que los de Rivera se inclinarían más hacia el PSOE a la hora de acordar ayuntamientos y comunidades. Se equivocaron en la mayor parte de los casos. Pero lo cierto es que Ciudadanos ha pactado con el PP, pero también con el PSOE. El caso más significativo ha sido el de Castilla-La Mancha, donde los populares prácticamente se han quedado sin poder. En esa Comunidad, el PSOE gobierna en Toledo, Cuenca y Guadalajara, en esta última gracias a un pacto con Ciudadanos. En Ciudad Real y en Albacete, ganaron los socialistas, que llegaron a un acuerdo con Ciudadanos por el que gobernarán dos años cada partido. En la primera ciudad comenzará el PSOE y en la segunda, el candidato de Ciudadanos. País Vasco y Cataluña En el nuevo mapa municipal, Ciudadanos se hace así con las alcaldías de Granada y Palencia. Comparte mandato…
Via: El centro-derecha recupera poder frente a Sánchez con los pactos de PP, Cs y Vox
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